10 ago 2018

She cold as ice, but in the right hands, she melts



Desconozco en qué momento me fui congelando despacito, será en el que me decepcionaron tantas veces que llegué a un punto de volverme de hielo, en los momentos que me hicieron creer que no era suficiente, en los que me soltaron la mano a mitad de camino y me dejaron ir, en los que me pasaron por arriba haciendome creer que no valía nada, en los que intenté hacer feliz a otros antes que a mi, en los que dí todo de mí hasta quedarme vacía, por las veces en que cuidé tanto y a mi no me cuidaron. Será porque hoy en día algunos con los sentimientos de los demás hacen lo que quieren y sin darme cuenta, llegué al punto en donde confiar en las personas se me hace difícil, al igual que a veces me cuesta demostrar cariño, porque todavía queda ese miedo de que me puedan volver lastimar, muchas veces quise ser de piedra y no sentir nada, aunque sé que es ridiculamente imposible. Lo peor es que nunca elegí ser así, no es que quiera serlo, para nada, pero ciertas situaciones en la vida, sobre todo las más difíciles, nos definen, y nos llevan a ser lo que somos hoy. Estoy tan acostumbrada a soltar, a que todo sea temporal, pasajero y ya, y a veces esta bueno dejar ir algunas cosas, sobre todo las que me hacen mal, pero también me gustaría que haya cosas y personas que se queden conmigo. Y si, es real, de que algunos nos parecemos a los cactus, nos cubrimos de espinas para que no nos hagan daño, lo hacemos como un modo de protegernos y que no nos lastimen, creemos que así nos fortalecemos, ocultando nuestra esencia, sin mostrar lo que somos en verdad, y que de alguna forma aveces olvidamos. Al igual que cuando caemos y nos levantamos mil veces, cuando salimos adelante solos y mostramos nuestra mejor sonrisa en cualquier situación, las personas que se arriesgan a abrazarnos con todas nuestras espinas, también son las que nos hacen florecer, cuando menos te lo esperas transforman esas espinas en algo más bonito aun con el riesgo de lastimarse, cuando ya no esperabas nada de nadie nos abrazan con plena sinceridad hasta sacarnos el miedo y nos hacen volver a confiar, hasta nos hacen ser un poquito más nosotros mismos. Creo que esas son las personas que de verdad valen la pena y te lo demuestran no importa cuan frío seas, no importa cuanto nos cueste dejar entrar alguien a nuestra vida y abrirnos un poco más, esas personas que a pesar de todo no se alejan, siempre nos sacan una sonrisa y derriten el hielo que nos rodea sin importar las circunstancias.

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